miércoles, 25 de agosto de 2010

INSOMNIO DE VERANO

El Mundo. 2010 Jul

Expertos recomiendan medidas para combatir el aumento de los casos de de insomnio agudo y crónico que se produce en verano.

[22/7/2010]
Durante el verano, nuestros hábitos cambian y el cuerpo debe acostumbrarse a una nueva situación que en ocasiones lleva más tiempo del deseado. Por ello, en esta época del año se puede apreciar un aumento de los casos de de insomnio agudo y crónico por causa del calor.

Según el doctor Ángel Robles, del Hospital La Paz, "igual que cuando tenemos fiebre, el calor altera unos parámetros del hipotálamo, se producen una serie de efectos secundarios, mayor sudoración, más dificultades de concentración...". Todo ello, sumado al cambio de luz, produce una mayor estimulación de la retina, un
'castigo' para la persona con sueño.

De este modo, los especialistas aseguran que el verano se convierte en un condicionante para los dos tipos de insomnio que existen: agudo y crónico. El primero es circunstancial, ya que aparece cuando se atraviesan situaciones críticas en la vida de una persona (como la muerte de un familiar, crisis emocionales, etc.) y desaparece una vez superado el trauma. Pero el insomnio crónico, por su parte, es una patología que se desarrolla por diferentes factores, sean psicológicos, malos hábitos, trabajo por turnos, etc.

Quitarle horas al sueño conduce a una falta de fuerzas, depresiones, ansiedad, hipertensión, disminución del rendimiento físico y mental. Por ello, los expertos recomiendan medidas como una buena hidratación, ejercicio, comer menos o no utilizar en exceso el aire acondicionado. El doctor Robles considera que este último "es malo, en el sentido de que reseca las mucosas y puede dificultar la respiración". Y añade que "durante la noche nuestro propio organismo baja la temperatura lo que termina generando a largo plazo una mayor diferencia de grados. Una vez puesto en marcha el metabolismo cuesta mucho frenarlo".

Por su parte, al referirse a los niños, el doctor Estivill dice que el calor no influye en sus horas de sueño, pero sí puede originar que se despierten un mayor número de veces en la noche. "A nuestro organismo le lleva un tiempo adaptarse a un cambio de temperatura, normalmente entre una y dos semanas, y más en los bebés y
ancianos", declara Estivill. Además, afirma que el cuerpo no memoriza esta situación y tendremos que pasar por esta fase todos los veranos. "No se 'aprende' a soportar el calor, sólo sabemos adaptarnos ligeramente", concluye el doctor catalán.


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